Investigadores del CNIO exploran nuevas vías de ataque al melanoma, un cáncer en aumento en el que es crucial la prevención

En este vídeo las células de melanoma (en verde) de la izquierda tienen proteínas que engañan a nuestro sistema de defensa y consiguen que trabaje en favor del cáncer, favoreciendo su desarrollo en vez de atacarlo. Por eso las células de melanoma sobreviven pese a estar rodeadas de células defensivas (en rojo), los linfocitos citotóxicos.

En cambio, las células de melanoma de la derecha no tienen activas sus proteínas anti-defensas, y por eso los linfocitos sí atacan a las células tumorales, que acaban desapareciendo de la imagen.

El Grupo de Melanoma del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) descubrió hace unos años estas proteínas ‘antidefensas’ de las células del melanoma, y exploran ahora estrategias para bloquearlas. Mientras tanto, el Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO trabaja en el que podría llegar a ser uno de los primeros tratamientos contra la metástasis de melanoma en sus etapas iniciales.

2. Estructura del ganglio linfático centinela /Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO.

Prevención ante el cáncer de piel más invasor

El melanoma es el cáncer de piel más agresivo. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en España se diagnostican al año más de 7.000 casos nuevos de melanoma de piel. La incidencia aumenta.

Su principal factor de riesgo es la exposición al sol. La luz ultravioleta (UV) daña el ADN de las células expuestas, lo que genera mutaciones que pueden convertir a las células en tumorales.

El cáncer de piel es por tanto un tipo de tumor en que es especialmente eficaz la prevención. Es importante evitar la exposición prolongada al sol y usar cremas con protección alta. También hay que estar alerta ante lunares nuevos, y ante cambios en los ya existentes (tamaño, color, forma, sangrado). El diagnóstico precoz multiplica las posibilidades de curación.

Estructura de un ganglio linfático y análisis de la captación de exosomas (rojo) por cñelulas linfáticas endoteliales (Verde) y Macrofagos subcapsulares (azul)
3. Estructura de un ganglio linfático/ Grupo de Microambiente y metástasis del CNIO.

Ver las metástasis antes de que ocurran

Para lograr curarlo hay que entender el origen y la evolución de este tumor, y su capacidad de hacer metástasis (invadir otros órganos). En el CNIO, el Grupo de Melanoma, liderado por Marisol Soengas, ha conseguido visualizar cómo se inicia y progresa el melanoma ya desde fases muy tempranas.

Uno de los modelos experimentales que han desarrollado es el sistema “MetAlert”,  para visualizar cómo las células de melanoma preparan rutas de diseminación antes de que ocurran las  metástasis. Esto permite identificar nuevos genes y nuevas terapias que “enciendan o apaguen el tumor”, explica Soengas.

 “Con MetAlert identificamos una nueva proteína prometastásica, MIDKINE, que además tiene efectos inmunosupresores”, señala Soengas. “Ahora estamos desarrollando inhibidores de MIDKINE a través de varias colaboraciones en el CNIO: con la Unidad de Anticuerpos Monoclonales, liderada por Giovanna Roncador, y del Programa de Terapias Experimentales, que dirige Joaquín Pastor.

El grupo de Soengas está también interesado en otras proteínas que actúan como “Jeckyll y Hyde”, pervirtiendo las defensas del organismo y haciendo que, en vez de atacar al tumor, favorezcan su desarrollo. En el vídeo al inicio de esta nota –obtenido con microscopía de fluorescencia– las células de melanoma expresan una de estas proteínas, STAU1.

Impedir que ‘anide’ la metástasis

Por su parte, el Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO, dirigido por Héctor Peinado, ha descubierto el que podría llegar a ser uno de los primeros tratamientos contra la metástasis de melanoma en sus etapas iniciales.

Los investigadores descubrieron una molécula que prepara el ‘nido’ en el órgano en que se reproducirá el melanoma, y comprobaron que bloqueándola se reducen las metástasis, en modelos animales. Han encontrado un compuesto no tóxico que impide la acción de esta molécula, llamada NGFR.

Ahora preparan “una publicación que presenta los resultados de su uso en combinación con inmunoterapia para tratar el melanoma”, dice Héctor Peinado.

Más información sobre el vídeo y las imágenes:

Vídeo: Imágenes de microscopía de fluorescencia para estudiar inmunosupresores en el melanoma. En la izquierda pueden verse células de melanoma (en verde) que sobreviven en presencia de linfocitos citotóxicos (rojo), cuando expresan una de estas proteínas inmunosupresoras. Si esta proteína está inactivada o se pierde, los linfocitos atacan a las células tumorales y por eso acaban desapareciendo de la imagen. / Grupo de Melanoma. CNIO.

Foto 1: Análisis de la expresión de NGFR (violeta) en células metastásicas tumorales de melanoma en el ganglio linfático (marrón). Crédito: Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO.

Foto 2: Los tumores, como el melanoma, liberan unas nanovesículas llamadas exosomas (gris) que viajan y se alojan en los ganglios linfáticos. Allí corrompen el comportamiento de las células linfáticas. Los vasos linfáticos (verdes) se ramifican más y favorecen que las células tumorales sobrevivan y migren a otros órganos. Aquí se aprecia ese proceso en el ganglio centinela (en el que se comienza a producir la metástasis) cuya estructura se aprecia en rojo. Crédito: Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO.

Foto 3: Estructura de un ganglio linfático cuyas células endoteliales (verde) están captando las nanovesículas llamadas exosomas (rojo) que se han desplazado hasta él desde un tumor. Crédito: Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO.


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